Ernesto Palner

cuentos, poemas y pareceres

Mes: marzo, 2021

Gotas

Cuando saltan las gotas como si rebotaran en el suelo

formando un palito transparente con una gotita arriba

que pareciera querer volver a su nube

no querer desprenderse de ese vientre suave, mullido,

donde estaban tan a gusto,

eso quiere decir que va a seguir lloviendo todavía,

porque lo que le pasa a esa gotita les pasa a todas,

no quieren irse de ese vientre,

se caen, tocan el suelo, y vuelven a subir…

rebotan y rebotan en señal de rebeldía,

hasta que al fin lo logran.


Abrazo

Durante el día era más fácil, con tanto trabajo y sin pensar era más fácil, pero al atardecer siempre volvían los recuerdos. Recordaba su abrazo, y era tibio, sensual, tierno, excitante, todo lo sensitivo seguía  intacto en su memoria, increíblemente intacto.

Salió de la casa, eligió la caña naranja, era corta pero mucho más fuerte que las demás, también se decidió por la línea de boya blanca que le venía trayendo buena suerte, la guardó en la bolsa donde guardaba el cuchillo, el trapo, algún anzuelo de repuesto, y metió todo en el balde.  Recién estaba anocheciendo, y las luciérnagas titilaban entre las plantas bajas, arriba las miles de estrellas y una luna limpita en menguante. Podía llegar al río por el sendero sin gastar las pilas de la linterna, que ya deberían estar por agotarse. Agotarse, que era eso lo que sentía, estaba agotado. Buscando la linterna pudo encontrar la palabra y explicarse interiormente lo que sentía, agotado, estaba agotado, esa era la palabra.

Cuando suspendieron el tren, y la única forma de llegar a la ciudad era en micro, mandaban unos coches tan viejos que se rompían muy seguido, entonces los viajes podían posponerse una o dos semanas, dependiendo de cuando lo reparaban y volvía a pasar, casi siempre llevando más gente que la que traía, de a poco los vecinos iban abandonando el lugar. Él deseaba desesperado que ese día se rompiera el micro como tantas otras veces, quería tener un poco más de tiempo para encontrar algo que la retuviera, algo que no los separe. No encontró nada, tampoco sabía si de encontrarlo hubiera tenido las palabras exactas para decirlo. El último abrazo fue antes de ayudarla a subir el bolso al portaequipajes del micro, luego el beso tierno, imposible, irreemplazable. Un adiós.

La boyita blanca no le falló, al primer tiro ya picó una boga, cuando se aseguró que mordió la carnada y estaba bien enganchada, recogió el hilo con el reel y la levantó, era de un hermoso plateado con aletas casi blancas, de unos treinta centímetros de largo. La cena estaba asegurada, si conseguía pescar algunas más podría conservarlas en aceite y guardarlas para cuando empiecen las lluvias y las bogas no se arrimen a la orilla. Encarnando de nuevo el anzuelo, empezó a silbar inconscientemente una melodía. Después de lanzar la línea al agua y sentarse en un tronco a esperar el pique, reconoció  esa melodía que lo acompañaba desde chico, se le dibujó una sonrisa en la cara, veía a su padre y sus tíos con los sikus, los charangos y las zampoñas, toda la banda amiga de sikuris tan felices como  ellos, las hojitas de albahaca que les quedaban por el poncho o el pelo, la alegría en sus caras, la harina, la tierra, la vida, la esperanza, todo tan hermoso y tan lejano. Ya tenía otro pique, las luciérnagas y la boyita blanca le traían buena suerte, otra boga. La guardó en el balde junto a la anterior, encarnó, lanzó la línea, se sentó en el tronco, y empezó a silbar de nuevo, la misma, alegre, dulce, y repetida melodía.

Volvió a sentir en la piel el último abrazo, dejó caer la caña, se recostó en la tierra apoyando su cabeza en el tronco, luego se acurrucó llorando, agotado, muy agotado. Un último adiós. 


Si bien este espacio es para poder sacar algunas ideas, acomodar alguna neurona, y tratar de despegar un poquito de la realidad que generalmente me empuja contra el suelo… tu opinión o comentario siempre será muy bien recibido.

Muchas gracias por el tiempo que empleaste llegando hasta acá, espero haberte dejado algún sentimiento, una idea, o algo a cambio.

¡Salute!

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